Sn Francisco-Dic. 18-1930

Mamacita lindísima:

No sabes cómo siento lo que te ha pasado
con los malditos albañiles pues has
de haber hecho un coraje bueno, pero
Cristi dice que ya arregla­ron otra vez
las cuarteaduras no? Estoy esperando
uno de estos días carta tuya pues ha-
ce muchos días que no recibo nada,
sólo una de Kitty y otra de Adri que
ya les contesté, también Marita me
escribió y ya ha de haber re­cibido la
mía. ¿Como has estado linda? No
sabes cómo te extraño y ni un solo
momento dejo de pensar en ti, estoy
pintando y así me distraigo un
po­co pues si no era cuestión de
darme una aburrida espantosa.

Mi papá tiene trabajo? Qué hace, cómo
está, sigue igual de corajudo? Acabo
de llegar en este momento de ver al
Dr. para la inyección me he sentido
bastante bien y tengo ánimo para
hacer las cosas para pintar etc pues
estaba yo los pri­meros días muy
agüitada. Ayer en la noche fuimos
a un teatrito de títeres maravilloso,
te hubiera encantado, pues los títeres
están muy bien hechos y los mueven
muy bien, son re chispas, ya ves
que a mí siempre me han gus­tado

los títeres. Diego está traba-
jando mucho para empezar a pintar
pron­to y yo espero que no serán más
de tres meses los que estaremos aquí.

Me sacaron unas fotografías magní-
ficas, en cuanto tenga yo copias te
las mandaré. A la niña le mandé
su cuelga para el tres de enero que
cumple dos años, ha de estar divina,
no te imaginas cómo se me hacen
de eternos los días para regresar a
verte ya todos también, Kitty no me
ha dicho cómo va la cuestión de
su divorcio y que ha pasado con
el Pinedo. Tu cuéntame cómo va
el lío ese. Me vino a ver la herma-
na de Rosita Rouaix, es una vieja
espantosa igual a Xavi, r su hermano
y muy peseta.

Te quiero pedir que si puedes me
mandes por correo una lata o bote
de chiles en vinagre pues ya veo vizco
con la comida de aquí y quisiera
algo picoso, tortillas se pueden conse-
guir aquí, aunque parecen cuero de
mula no están tan peores. Paco te
sigue dando algo? Yo me desespero
de no po­derte mandar lo que tú
tanto necesitas, pero como le tengo
que estar pi­ diendo a Diego cada [… ].