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Nov 20 de 1931. New York:

Mamacita linda:

Apenas ayer habrás recibido mi carta
y todavía faltan como cuatro días para
que reciba yo una tuya, pero por las
cartas de Adri y Mati supe que estabas
bien y por eso no estoy tan aflijida.

Ayer en la noche fuimos a un concierto
de la sinfónica más grande de aquí.
Tocan más de 200 músicos y la dirige
Kousuvitzky que es muy famoso.
Yo ya me dormía pues no me gustan mu-
cho los conciertos tan lejos ni a Diego tampo-
co, así es que más bien nos aburrimos.

Aquí se lleva entre la alta sociedad la vida
más estúpida que te puedas imaginar, me
doy unas aburridas terribles con todas
estas viejas, pero no tengo más remedio que
aguantarme pues son las que me compran
cuadros, pero son de lo más latoso que
existe. Además tiene uno que tener muchos
vestidos y chanclas y todo pues no puede uno

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presentarse de chaparrastrosa porque se
la tragan a uno viva.

Hablan de puras sandeces y siempre tienen
los millones en el ocico.

En fin se tiene uno que acostumbrar a todo.
Hoy me fui desde a las nueve al museo y
comí allí solita, hay un restorán allí mismo
para los que visitan, me estuve hasta las
tres y media de la tarde viendo todo y dando
vueltas, hasta que me dolieron las patas y me vine.

Hay bastantes cosas que si no me aprovecho
ahora, no tendré después oportunidad de
ver.

Tienen una colección de las mejores del
mundo de arte egipcio, han reconstruido
sepulcros enteros que se trajeron de Egipto,
piedra por piedra, con unos bajorelieves
muy interesantes. En escultura de 4000
y 6000 años antes de Cristo tienen magní-
ficas cosas, trajes, útiles de trabajo, ollas,
cazuelas en fin todos los objetos de la casa
egipcia que son ya de una civilización

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perfectísima, después, de lo arcaico
griego, tres mil años antes de Cristo, tienen
verdaderas maravillas, y también del
arte cristiano, romano y etrusco, copias
muy buenas de los mosaicos de San Mar-
cos de Venecia y sobre todo en pintura hay
de lo mejor, antiguo, medioeval del rena-
cimiento y hasta la época moderna.

Originales de Goya que yo nunca había visto,
y estoy encantada, no puedes tener una
idea de cómo pintó, es imposible hacer una
descripción, y menos por carta, pero puede
uno estarse horas viendo las cosas y no te
cansas; de el “Greco” hay un paisaje que
se llama “Vista de Toledo” que es la cosa
más maravillosa de color que he visto, y
muchas otras cosas preciosas que yo quisiera
que tú vieras pues te había de encantar, lo
mismo que a mi papá. En México te contaré.

Sin embargo, después de ver cl arte egipcio,
el griego, el etrusco etc, la conclusión que
saca uno es que no hay como la

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escultura mexicana antigua, es de lo
mejor o hasta se puede decir que lo mejor
del mundo. Ninguno de estos brutos la conoce.

Ahora aquí, México está de moda, todo
el mundo quiere ir a México y sueñan que
se encuentran un paraíso terrenal.

En muchas cosas tienen razón, pues ya
están aburridos de este ruidero constante y
de la tensión nerviosa en que vive la manada
aquí. Necesitan aire y sol, pues en todo
el otoño y el invierno el aspecto de Nueva York
es gris con una coloración muy fina de
amarillos y verdes, pero casi imperceptible,
para la gente que no tiene sensibilidad, asi
es que se dan las grandes aburridas y ya
quieren “pelar gallo” a otro lugar.

Ahorita son las 5 de la tarde, y asomán-
dome por la ventana no se ve nada
más que niebla, parece que los edificios
están nadando entre las nubes pues sólo
asoman las puntas más altas los rasca-
cielos.

Estoy esperando a Diego porque vamos otra

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vez a cenar con unas viejas.  

Ayer en la tarde me invitó a su casa la 
Malú Cabrera, para ver qué pizcaba natu-
ralmente, pero se portó muy amable conmigo 
y me dijo que en cualquier caso que necesite 
yo algo la tengo a ella; es mejor que no 
me la eche yo de enemiga pues me puede 
servir en dado caso no crees? 

Ya ando sola por todas las calles, pues 
me da mucho la lata que me acompañen 
viejas a todas partes, así es que más o me-
nos me orientaré pronto, pues ademas es 
muy fácil aquí en Nueva York encontrar 
las calles pues lodas van de Norte a Sur 
y de Esle a Oeste las avenidas; muy 
pocas tienen nombre y la mayoria números.  

Y no necesito andar más que en un 
mismo rumbo de la ciudad. 

Le escribí a mi papá a Kitty a todos, diles 
que no me dejen de escribir, lo mismo a las 
gordas. 

Tú en cuanto tengas tiempo, agarra 
un lápiz y le escribes a tu Frieducha. 

¿Quieres? 

Dile a Kitty que si quiere le mando
la canastilla para el nuevo heredero, de aquí,
que he visto unas primorosas y que aunque
pague algo de derechos allá no es lo mismo
que comprar cada cosa en México. Pero no
sé si querra, o haber qué arreglo hacemos
entre ella y yo.

Dale muchos besos a Isoldita, y salúdame
a Toño.

A mi papá y a Kitty millones de besos
y a ti mi linda todo mi cariño.

Tu Frieducha

Ya me tengo que empezar a vestir y por
eso ya no puedo seguirte escribiendo más,
pero te escribo mañana.